Música libre para los sentidos
por: Bernardo Ameneyro Esquivel
twitter: @nayoameneyro
#AlternaJazz
#MúsicaSinCategorías
Se llevó acabo un nuevo concierto del ciclo Alterna Jazz en la Sala Telefónica del Centro Cultural Roberto Cantoral y en esta ocasión los invitados fueron los proyectos The Swing Machine y Trío Feral dos proyectos que apuestan por la fusión de géneros logrando un eclecticismo sonoro inigualable, lúdico por donde se vea.
Encabezado por el tecladista australiano Barney Mcall, quien ya conoce los escenarios mexicanos luego de visitarnos con su proyecto alterno Groove Collective; el bajista Jonathan Maron y Bill Campbell en la batería, Trio Feral es la respuesta o el punto de encuentro de tres personajes que juntos manufacturan música ecléctica, difícil de encasillar, pues sus sonidos van desde el funk, dance, pero siempre con la base o espíritu de improvisación libre.
Por su parte The Swing Machine, conformada por Hernán Hecht (batería), Patricio Peña (piano), Benjamín García (bajo) y Ramón Gómez (guitarra) también apuesta por la combinación de sonidos que van del jazz, rock, hip-hop, free, funk, progresivo, etc.
Y llegó la ahora y con ella, la tercera llamada para conocer el proyecto The Swing Machine que de entrada sorprende la guitarra Ramón que sobresale por su virtuosidad; mientras los sintezadores y piano de Patricio y el bajo de Benjamín se ubican en el terreno experimental del cuarteto; y poco apoco empieza a lucir Hernán en la batería donde los sonidos reposan y llegado el momento crecen canción por canción de manera estructurada en los hombros del experimentado baterista y compositor ganador de un Grammy hace apenas 3 años, es sin duda el hombre de experiencia del proyecto que mezcla perfecto sonidos y géneros sin temor a ensuciar sus melodías, mismo que contagia su personalidad energética a un público que empezaba a cerrar los ojos en los solos y festejar los detalles sobresalientes de la ejecución del ensamble que encuentran en el jazz el pretexto perfecto para jugar con su música.
Trío Feral
Una vez ajustados los detalles; todo estaba listo para conocer a Trío Feral, de inmediato percibimos que no hay distractores, la música es la única que vive en el escenario; la mas divertida y la mas festejada; la cadencia del bajo de Jonathan impresiona y se cocina a parte.
Los cambios de tonalidad en la iluminación, acompañan el cambio de animo de lo que vamos siendo testigos; es una historia lineal que poco le falta para ser teatral (los diálogos, las palabras) pero no son necesarias , salen sobrando.
A la música le ha bastado su propio lenguaje para poder transmitir toda clase de sentimientos; trata de la cotidianidad de nuestras vidas, de los cambios de animo, las famosas altas y bajas; de las cuales todos somos presos y testigos mudos; a pesar de que la plasticidad del lenguaje, la misma música nos ubica en medio de un nuevo proceso de aprendizaje, en realidad es simple, coloquial y es cuando conectamos como publico ya que a todos nos compete; es la singularidad o la genialidad de lo que reconocemos como cotidiano.
Dicha plasticidad es flexible y permite que la música encuentre su propio camino, así en medio de sonidos que encuentran su base sonora en sampleos, es de destacar el jazz visceral y sin avisar va de vuelta a la melodía que provoca amar y buscar en el asiento vacío una mano con quien compartir el cambio de nuestras pulsaciones provocadas por Trío Feral, un obligado si de música experimental pretendemos hablar, de ahí su nombre que significa regresar al estado salvaje al cual todos pertenecimos antes de ser domesticados.
Sobresaliente.