Noche de rock transgeneracional en el Palacio de los Deportes…
#SKRTour2022
por: Bernardo Ameneyro Esquivel | @nayoameneyro
FOTOS: OCESA/CESAR VICUÑA
La noche del pasado jueves 10 de noviembre, la banda mexicana de rock Zoé, regresó al escenario del Palacio de los Deportes con la primera de tres fechas agotadas, como parte de su gira Sonidos de Karmática Resonancia, concretando un regreso único y harto emocional con su fiel legión de seguidores capitalinos.
Los encargados de recibir al público respetable fue la Banda CELEST, banda originaria de la Ciudad de México de dream pop, integrada por Jerónimo Quintana, Florencia Quinteros, Roderic Picard y Jerónimo Hill, acompañados por la talentosa Tania Barbará arriba del escenario quien aportó el sonido de rock alternativo.
Luego de una breve pausa, con los ánimos arriba y el aforo anunciado hace meses, el también conocido como Domo de Cobre, se zangoloteó con la presencia de uno de los grupos más influyentes de nuestro país, intregada por León Larregui (voz), Sergio Acosta (guitarra), Jesús Báez (teclados), Ángel Mosqueda (bajo) y Rodrigo Guardiola (batería), quienes aprovecharon la valiosa oportunidad de tocar tres noches seguidas en el venue de la colonia Granjas México, su primera vez en una larga historia de más de dos décadas en el gusto musical de millones de fans.
Con un escenario imponente, con un juego de luces espectacular en forma de panal y un sonido espectacular, cuidado en sentido milimétrico, temas como: “Velur”, “Karmadame”, “No Hay Mal Que Dure”, “Últimos Días”, “Azul” y “10 AM”, refrendaron su valioso estilo lírico y sonoro, conectando de inmediato con el público que abarrotó la primera de tres fechas en uno de los venues que más disfruta la banda de talla internacional, orgullosamente mexicana que se dijo emocionada y agradecida por la respuesta de la gente.
“Nada”, “Fin de Semana”, “El Duelo”, “Canción de Cuna para Marte”, “Paula”, “Vía Láctea” y “Poli”, dejaron claro la evolución de la banda que durante un cuarto de siglo donde han aprendido a cuidar el fondo y la forma de lo que se dice y el cómo se dice, mágica fórmula que tiene implícito mucho trabajo en el bello oficio de contar historias acompañadas de música de carácter lúdica, experimental, potente y genuina.
La elección de temas como “Hielo”, “Labios Rotos”, “Sonidos de Karmática Resonancia”, “Fiebre”, “Luna”, “No Me Destruyas”, “Soñé” y “Love”, mantuvieron de pie al público que abandonó los asientos numerados desde los primeros acordes empujados desde el entarimado con una iluminación y producción espectacular, provocando un viaje sensorial lleno de recuerdos de una historia por principio ingenua, atemporal, que acompaña no solo a los que ya tenemos la cabeza llena de canas, sino de nuevas generaciones, dando el salto cuántico, con la cualidad de los cambios de estado que esto conlleva.