Conmovedora expresión de fuerza y lucha femenina…
por: Bernardo Ameneyro Esquivel | @nayoameneyro
Fotos Cortesía OCESA: César Vicuña
Con el presagio de la Luna llena, regalándonos una hermosa postal, de las mejores del año, asistimos gustosos al emblemático Teatro Metropólitan para la impresionante y conmovedora presentación de la compositora y cantautora mexicana Silvana Estrada, quien cumpliendo con el acto protocolario promocional de su disco Marchita, interpretó En Vivo, con un extraordinario ensamble de músicos compuesto por un cuarteto de cuerdas, piano, trompeta y batería
Previo a que la otrora estudiante de jazz, originaria de Coatepec, Veracruz saliera al escenario, cuatro sillas con sus respectivos atriles fueron infraestructura para que a manera de preludio, el cuarteto de cuerdas, dirigido por el maestro Roberto Verástegui, interpretó lo que suponemos fueron piezas musicales que provocaron muchos de los pasajes y/o sentimientos que Silvana pudo plasmar en su disco debut como como solista que nos invita a abrazar a la tristeza con un tratamiento y calidez muy sentidos con la hermosa reflexión de que todo pasa y que estar mal por momentos en realidad, está bien.
Notoriamente conmovida por el recibimiento del público respetable, solitaria y con una seguridad envidiable, luego de un par de temas interpretados en solitario con su guitarra, arriba del escenario gigante y apenas iluminado, Silvana Estrada, arrancó una de las ovaciones más apabullantes que se hayan vivido en el foro del Centro Histórico de la Ciudad de México, en lo que va del año, no es exageración, la reacción de los ahí presentes, fue impresionante.
Tras interpretar el primer par de temas “Más o Menos Antes”, “La Corriente”, la calidez de su interpretación y cualidad vocal, arrebató de manera irremediable la felicidad y amor de todos los presentes…
“Es un honor es mi primer show en el Teatro Metropolitan y si esto pasó es gracias a ustedes”…
Para empezar fuerte, según acordó Silvana con el público respetable: “Te Guardo”, “Un Día Cualquiera”, provocaron una conexión entre los asistentes y la cantautora que se tomó el tiempo justo para agradecer tantos gritas y muestras de amor, respondiendo de manera conmovedora.
“Estoy como cuando el Metro está lleno, así me siento adentro”…
“Desde que salió Marchita, esta es la primera vez que tocó en México y para mi es un sueño porque empecé tocando en lugares chiquititos; sabía que el trabajo que fue mucho y durante muchos años de picar piedra, llegaría la recompensa y el día es hoy”…
En sentido estricto al orden del disco Marchita, continuó con “Sabré Olvidar”, un tema harto digerible en reconocimiento a los que entendemos a punta de madrazos que cerrar ciclos, soltar y seguir es una virtud y nos ayuda a sanar.
Receptiva muy receptiva, se toma el tiempo para contestar los gritos que salen de muchos espontáneos que le gritan que la aman y ella regresó los cumplidos y ¿cómo no? si no es común que se popularice música que sale de las fórmulas preestablecidas y/o diseñadas a que vendan discos sin salir de 4 acordes por canción.
Así, llegó el tema que pone nombre al álbum: “Marchita” un manifiesto que combina agradecimiento con lamento y cierto reclamo, no para dedicar a quien no sabe amar, sino para reconocer que uno tiene derecho a equivocarse, reconocer lo que no se quiere y subrayar lo que uno no se merece, nos permite reconocer a quien sí quiere amarnos y sea digno de entregarle el corazón.
Una vez, interpretado el manifiesto que engloba los sentimientos que provocaron esta producción, llega la resiliencia: “Tristeza”, tema que lejos de alejar este perturbador sentimiento, nos enseña que hay que hablarle al oído, reconociendo que nos ganó por el tiempo que fue necesaria y que el momento de avanzar.
Con “Carta”, nos habla de la libertad de alejarnos o continuar, ideal para recordarnos que somos nuestras decisiones.
Le continuó un tema muy importante para Silvana: “Estos años he estado lejos de casa, extraño mucho Coatepec, me hicieron mucha falta mis papás y hermano; escribí esta canción porque los extrañaba mucho y cada vez que la canto, significa regresar a casa, el amor de los papás es como la luz de las estrellas y llega hasta donde tú estás para enseñarte el camino y enseñarte a dónde vamos y de dónde venimos, para mi ellos son esas tres risas que se abrazan en la canción: “Casa”.
“Continuó con “Ser De Ti”, que calificó como su “canción favorita de Marchita que habla de rendirse a pesar de que la letra nos dice que nunca lo hagamos, en realidad rendirse de vez en cuando está bien, está perfecto”…
La convivencia de la lírica y cualidad vocal no es común y ella lo hace ver muy natural, sin duda es un estilo único que no se parece a ninguno, que tiene la escuela de muchos géneros, muchas historias y batallas musicales que Silvana ha sabido librar, enconrando su justa recompensa.
Luego de una breve pausa, con Silvana, regresó al escenario con vestido rojo, para interpretar otro tema muy sentido que si bien hay períodos de tiempo que la psamos muy mal, es necesaria para recordar que todo vale la pena, para ella en esos días difíciles, le premite sentarse al piano y cantarla para recordar que todo va a estar bien: “Brindo”.
Continuó con “Al Norte” y un tema que ni siquiera se ha grabado, poniendo a consideración del público respetable que la graben en una oportunidad más adelante, la decisión fue unánime, dándole un rotundo y estruendoso Sí; el título tentativo es: “Lila a Lili” (creo), nacida en cuarentena y que relata un momento de su vida que requirió un ultimátum, que sino la hacian sentir querida, pos se regresaba a su pueblo…
Le continuó una reversion del tema “Clandestino” de Manu Chao, quien le permitió cambiarle un poco la letra y el título: “Clandestia”, “Si Me Matan” con la presencia de una afortunada chica del público, sentada frente a Silvana quien se la cantó y dedicó de manera especial al representar a todas y cada una de las mujeres en el venue que no olvidan que vivimos en un país incapaz en hacerlas sentir seguras, en memoria de todas las asesinadas y desaparecidas por el simple hecho de ser mujeres.
Para despedirse, una canción de amor, no necesariamente del que se siente por una pareja, sino de diferentes amores como la familia, amigas y amigos: “Se Me Ocurre”;
El público le ofreció una merecida ovación de pie.
Una verdadera artista que de ni madres, en un acto de resiliencia absoluta, fue capaz de crear en la soledad, las herramientas necesarias para millones que buscan sanar.