Día uno de la máxima fiesta del rock en español de Iberoamérica…
Los viejos rockeros siguen dominando la escena…
texto: Bertha Borrego Saráchaga | @mariabertha3
fotos: Bernardo Ameneyro Esquivel | @nayoameneyro
#VL20
El Sol pega con todo, es momento de ponerte las gafas, algo cómodo, que no sea pesado y que no incomode, aun así es momento de lucir los accesorios, estamos los que vestimos de negro, los que optan por mucho color, los que no traen nada combinado y los que pensaron su outfit desde hace días, es la reunión anual de los que no encajamos, los que discutimos de música y los que pedimos a gritos pluralidad pero alzamos la ceja cuando vemos diversidad de géneros en un cartel tan emblemático como el del Festival Iberoamericano de Cultura Musical Vive Latino; que en su vigésima primera edición volvió a optar por incluir géneros que se veía complicado hace algunos años, ya saben por ser la máxima fiesta del rock en español.
Así, el sábado desde tempranito se comenzó a ver movimiento en el Foro Sol que abrió sus puertas para la vigésimo primera edición del festival más importante de nuestro país, que se realiza a hoy y mañana 14 y 15 de marzo.
Una vez instalados, ya con bloqueador, delineador del caro para que no se corra y resignados a estar todo el día parados, revisamos nuestros planes vs. la realidad y/o la posibilidad de desplazarse de un escenario al otro, una vez proyectado nuestro andar por cinco escenarios y diferentes actividades programadas para este fin de semana con la mayor convención de jóvenes que buscan tener su propia identidad y que gracias a Dios, están en el buen camino.
Así todo pintaba bien, todo era miel sobre hojuelas por lo que decidimos apurar el paso hacia la Carpa Doritos Bunker para recordar el sentimiento emo y happy punk que nos atacó desde la década de los 90 con el proyecto tapatío Say Ocean, poniendo a cantar a un fandom bastante considerable teniendo en cuenta que no era uno de los primeros actos del día, aprovechando así su primera oportunidad en el Vive Latino.
Y córrele hasta el otro lado del Foro Sol para ser testigos del desarrollo de una verdadera banda promesa que poco a poco ha logrado sumar una considerable legión de seguidores, amantes del rock clásico con The Warning, banda regiomontana integrada por las hermanas Daniela, Paulina y Alejandra quienes se ganaron a pulso su primera oportunidad en el festival de rock más importante del país, presentándose en la Carpa Intolerante, dejando claro que las chicas lo hacen todo mejor, sin edulcorantes que abundaron en escenarios más grandes sin tener la mitad de la energía de estas señoritas que tienen harto respeto por el género; enhorabuena, se lo merecen todo.
Siguiendo con la curva larga, llegamos al escenario del estadio Palillo, bautizado como Escena Indio para presenciar el acto de Reyno, integrada por Christian Jean (voz y guitarra) y Pablo Cantú (batería y coros) quienes tienen todavía resaca del Fuerza Ancestral, su más reciente álbum, lo que les valió ser considerados por tercera vez en su carrera como parte del talento nacional dentro del Vive Latino.
De regreso a la Carpa Doritos Bunker, llegó el turno de Rey Pila, banda mexicana de rock conformada por Diego Solórzano, Rodrigo Blanco, Andrés Velasco y Miguel Hernández, quienes sumaron su tercera estrellita en cuanto a asistencia al #VL20, lo cual no es una casualidad ni el resultado del recurso nepótico tan habitual en estos menesteres para lograr subir al escenario; la garantía de su show y exploración de sonidos nos deja tranquilos que hay quien sí llega por su trabajo y no por jugarle al guapo.
A un ladito, en el bautizado como Escenario Telcel, las emociones crecían a cada minuto, la ansiedad notoria en los gestos del público respetable para saludar a Vicentico, el cantante, músico y compositor argentino harto querido y reconocido en nuestro país por lo sembrado con lo sembrado en Los Fabulosos Cadillacs, lo cual le ha valido cuatro participaciones en el festival y seguir reinventándose en su trayectoria como solista.
De regreso al escenario principal con nombre de cerveza chafa, Little Jesus se presentó por tercera ocasión en el festival para cosechar en esta nueva oportunidad los números envidiables que tiene ya sea en plataformas de streaming y/o plataformas digitales que les ha servido para tener gran popularidad.
Ya con la mitad del cuerpo entumido por estar caminando en círculos durante todo el día, regresamos al escenario de la empresa telefónica con peor calidad de servicio del país (Telcel), para presenciar la participación de The Rasmus, la banda finlandesa de rock gótico de fuerte reminiscencia noventera para dejar claro cómo se hacen las cosas cuando se tiene la oportunidad de romperla por primera vez en lo que sea, teniendo respeto y entrega con su fiel legión de seguidores mexicanos que corearon de principio a fin los temas elegidos para su estreno en el Vive Latino, seguro regresan pronto.
El Príncipe Vive, por Meme del Real (Café Tacvba), un tributo al príncipe de la canción José José se presentó en plena recta final de las actividades del primer día de la vigésimo primera edición del festival Vive Latino con grandes invitados que entregaron toda su energía y corazón para homenajear la obra de un grande de la música mexicana, he aquí su legado, contextualizando a los jóvenes sobre su arte.
Como cereza en el pastel, llegó el turno de Guns N’ Roses, la legendaria banda estadounidense de hard rock, quienes incluyeron en su set todos y cada uno de los temas obligados ¿y qué mejor? que al lado de amigos y un par de cervezas para pasarla bien y presenciar uno de los actos obligados en vida de todo el que se precie de ser amante del género.
La calidad se impone, no importa el tiempo, la vigencia es precisamente lo que diferencia a una propuesta que está de paso o que nos permite dar saltos cuánticos para pretender nunca envejecer a los que ahora nos apena nuestra falta de condición, las canas y que sufrimos cuando echamos trago y no tenemos cerca un sanitario; la calidad es inmune a las moditas pasajeras y a los tiempos difíciles de falsos profetas que aprovechan algoritmos en una era digital que convirtió al público de conciertos en camarógrafos que solo sirve al dueño del algoritmo para conocer nuestros gustos y poder comercializar productos de calidad igualmente cuestionable.
De ahí que las otrora propuestas que llevan vigentes décadas, sigan siendo los actos estelares de festivales alrededor del Mundo donde prevalece un status quo hasta en la sopa que comemos, donde el amiguismo o compadrazgo pese más que el sembrar con propuestas de calidad y así generar escena local para apostar a futuro a lo internacional lo que redituaría mucha más lana para los involucrados.
Las fotos son cortesía, resulta que solo unos pocos tuvieron la oportunidad…
Chulada.