Inicio de gira internacional en el coloso de Reforma…
por: Bernardo Ameneyro Esquivel | @nayoameneyro
Fotos | OCESA | Liliana Estrada
Dividido en tres actos, el concierto ofrecido por Mon Laferte, madre, cantante, compositora y artista visual chilena el pasado miércoles 22 de junio en el Auditorio Nacional, le dio la oportunidad de reencontrarse con el público de la ahora llamada Ciudad de México a través de un reocrrido musical harto sentido y variado en cuanto estilos, sentimientos y géneros musicales para desgañitar y deconstruir temas de amor y desamor.
Coronas de flores, iluminación de luces multicolores y sonrisas, muchas sonrisas fueron el marco para la noche fría que 10 mil almas superó con un buen repaso de temas que han consolidado a Mon Laferte en el gusto del público respetable que cantó de principio a fin en una noche redonda con un un fuerte sentido de pertenencia Latinoamericano, el eslabón entre la vieja escuela como el bolero, la balada, el tango, la salsa, cumbia, ranchero, grupero y lo digital con una base pop que coquetea con elementos electrónicos.
El desgañite comenzó con una tanda de temas, enlistados en un primer acto titulado como El miedo nos ha entrenado: “Aunque te mueras por volver”, “Tormento”, “Inventarme”, “Antes de ti”, y “Supermercado”. La primera gran ovación de la noche llegó con “Si tú me quisieras”, la cualidad y potencia vocal de Mon Laferte, sacudió todos y cada uno de los corazones del coloso de Reforma.
Para el segundo acto, titulado Se me va a quemar el corazón, se eligieron los temas “Química mayor”, “Algo es mejor”, “Good boy”, “Vuelve, por favor”, “La Mujer”, “Calaveras”, “Crying Diamond”, “No te me quites de acá” y “La vie en rose”, “Funeral”y “Por qué me fui a enamorar de ti”.
Para el tercer y último acto, titulado Éxtasis, Mon Laferte , interpretó “Un sólo hombre no puedo tener”, “Amor completo” y “Mi buen amor”, “Tu falta de querer”, “Plata ta tá”, “El Beso” y “Amárrame”, capitalizó el cariño y respeto que nace de la artista para el público y este lo multiplica, invariablemente en cada presentación, gracias a la calidez de su mensaje, ecléctico pero no desordenado, amoroso, pero no inútil o ingenuo, dedicado, respetable, cadencioso, un show amoroso, cuidadoso, bailable y por demás entrañable.