Dos décadas de preguntar ¿Dónde Jugarán las Niñas?…
por: Bernardo Ameneyro Esquivel | @nayoameneyro
FOTOS CORTESÍA CÉSAR VICUÑA
#EstallaMolotov
Mientras la ahora llamada Ciudad de México se acostumbraba a las inundaciones, socavones, multiplicidad de baches, deficiencias e insostenibilidad en las flamantemente inservibles nuevas obras públicas; se celebraron los primeros 20 años del disco ¿Dónde Jugarán las Niñas?, de la banda de rock capitalina Molotov, un disco que fue punta de lanza en su momento y que logró vencer, luego de innumerables batallas, la brecha generacional con todo lo que esto significa.
Los primeros en darle la bienvenida al respetable que llenó cada rincón del Palacio de los Deportes, fueron el DJ Alan Anaya y Simpson a Huevo que calentaron los ánimos de los asistentes con su estilo de hacer rap desenfadado, un set bailable lleno de animosidad de un par de compas huesudos que se enfrentan a las multitudes con rimas y ruidos capaces de detonar la fiesta en línea recta a una fiestota que mezcla lo mejor de dos latitudes: Sonora y su inconfundible Chilo Times y el otrora D.F. que acostumbra enfiestar de manera atascada.
A pesar de que a eso de las 9:15, los enfermos de poder celebraban un año más de haber legitimado todos los abusos imaginables, cometidos por un puñado de pendejos rufianes, encabezados por Don Pendejo Mayor que mal informaba y engañaba con formato conocido con demagogia y solemnidad absurda por quinto año consecutivo, el predio de la colonia Granjas México se convirtió en un oasis que logró sumar 22 mil voces a las historias que retrataron un México que sigue adoleciendo de temas de administración pública que se resume en robos, abusos, violencia y cinismo institucional que malbarata el significado del término servidor público.
El plan era simple, tocar de principio a fin el disco icónico que marco la historia no sólo del rock a nivel nacional sino de cuatro músicos extraordinarios por su terquedad y pasión por la música: Tito, Micky, Paco y Randy; quienes vivieron de todo, muchas cosas buenas, otras muy buenas y sin temor a equivocarnos otras muy malas, donde algunos gandules (muchos, no nada más el puto del Mondragón) los menospreciaron; y ni modo, así se aprende, es costoso literal y emocionalmente.
El reencuentro obvio con los temas celebrados: “Que no te haga bobo Jacobo”, “Molotov Coktail Party”, “Voto Latino”, “Chinga tu madre”, “Gimme tha power”, “Mátate Teté”, “Mas vale cholo”, “Use it or lose it”, “Puto”, “¿Por qué no te haces para allá?… Al mas allá”, “Cerdo”, “Quítate que ma´sturbas (Perra arrabalera)”; 12 temas que dieron oxígeno puro a la escena de rock nacional en la segunda mitad de la década de los 90 donde la censura estaba igual que ahora, y conceptos como libertad de expresión pierden prestigio al ser repetidos por los mismos pendejetes que han logrado sumar 200 bajas en el periodismo nacional en los primeros 17 años del siglo XXI.
Momento de intermedio tirar las primeras tres cheves en el baño y hacer consciencia de lo que nos rodeaba, familias enteras, parejas de todo tipo y edades, muchos chavitos, muchos que no se imaginan que se perdieron la mejor década, la de los 90, eso no los detiene las corearon todas y coronaron su viernes con el resto de temas elegidos para la noche de aniversario: “Carnal de las Estrellas”, “Apocalypshit”, “Amateur”, “Oleré Y Oleré Y Oleré El UHU”, “Lagunas Metales”, “Parasito”, “DDT (Depresiones de Domingo por la Tarde)”, “Fuga”, “Blame Me”, “No Me Da Mi Navidad (Punketon)”, “Frijolero”, “Marciano”, “Quen pon-ponk”, “Dance and dense denso”, “Changüich a la Chichona”, “Rap Soda y Bohemia (tributo a Queen)” y el cierre acostumbrado con “Rastamandita”.
La pasada segunda tanda se sumaron al ritual multinstrumental que nos vuelve a dejar claro la calidad que cada uno de los cuatro tienen como músicos, puro talento explosivo con un colmillo largo y retorcido, rodeados por lo que percibimos a la distancia por gente muy capaz que suman en favor de la banda con detalles harto especiales como la iluminación, el equipo de video y qué decir de los encargados de la ingeniería de sonido que dieron cátedra del trabajo maratónico de ecualizar los instrumentos para cada canción elegida.