Noche de paisajes sonoros…
Texto: Elidabeth Soto Domínguez
Fotos: Bernardo Ameneyro Esquivel: @nayoameneyro
#MarwanMx
La noche del pasado sábado 9 de febrero fue de poesía, de esa que se aprende con Serrat, Silvio y Sabina, la que le canta al amor y nos muestra diferentes maneras de tratamientos del tema escabroso que nos ha condenado a todos por lo menos una vez en la vida y que te parte de manera irremediable con historias contadas a través de música con las que es fácil identificarse.
Así, asistimos gustosos al Plaza Condesa para ser testigos de la primera presentación del cantautor español Marwan Abu-Tahoun Recio, mejor conocido como Marwan, madileño que como muchos tiene sangre inmigrante que logró ser profeta en su propia tierra, llenando cada foro en el que se presentaba mientras diversificaba sus simpatizantes por sus libros de poesía.
Con un sonido impecable, y una energía contagiosa, comenzaron una tanda de temas que fueron coreadas y celebradas con desgañites y gritos que dieron la bienvenida al ensamble de músicos españoles: “Cosas pendientes”, “Te podría decir”, “Cómo hacer que vuelvas”, “Palabra por palabra”, “Renglones torcidos”, “La Ecuación”, “Los restos de esta historia”.
Momento de echar toda la carne al asador con los tres temas que más conmovieron por su calidad de interpretación: “Carita de Tonto”, “Canción a mi padre”, “Animales” con Edgar Oceransky quien adelantó que logró convencer a Marwan a que se quede otras semana en nuestro país para que lo acompañara en su presentación del próximo sábado 16 de febrero en el Teatro Metropólitan.
“Ya te estoy imaginando”, “Puede ser que la conozcas”, “Mi Paracaídas”, “Ángeles”, “Necesito un país”, “La vida cuesta”, “Mi único motor”, “Conviene saber”, “Las cosas que no pude responder”, “Canción de autoayuda”, “Un día de estos”.
Comprometido con la música, la pulcritud del sonido y el oficio de contar historias que luego de dos décadas de trabajo, subliman el desamor de una manera muy inteligente, inclusiva y graciosa; parecería que, a la distancia, le permite reírse de su propia desgracia.
De carácter biográfico y necesariamente introspectivo y visceral donde la melodía vocal es la que manda la intensidad y velocidad de los acordes y líneas de bajo cimientan la estructura y la guitarra abona a los adornos, rematando las emociones que suben de a poco en cada uno de los temas elegidos donde demuestra que las clases de canto lograron que consiguiera su propio estilo.