Revulsivo lírico, hecho de Tinta y Tiempo…
por: Bernardo Ameneyro Esquivel | @nayoameneyro
La noche del pasado jueves 16 de febrero, se concretó el regreso a los escenarios, luego de tres años y medio de la última presentación en nuestro país del maestro, cantante y compositor uruguayo Jorge Drexler, para presentar música nueva de su más reciente material “Tinta y Tiempo” en el Auditorio Nacional, que reportó localidades agotadas en su primera oportunidad de presentarse en este increíble escenario para también dar un buen repaso a sus más grandes éxitos.
Como marcan los cánones promocionales, el setlist elegido para su presentación, nos mostró una línea de tiempo que conectó con el músico que en sus inicios jugaba con los elementos de composición musical con el artista consolidado capaz de arrullar en sus brazos premios Grammy y no conformarse en lo absoluto.
Bastaron tres canciones para echarse completamente a la bolsa a la audiencia:“El Plan Maestro”, “Deseo”, con “Corazón Impar”, comenzó la complicidad con el público respetable, que aportó con sus pies el ritmo ventricular que un corazón tiene al latir, 10 mil almas conectadas por un mismo latido, aportando, como Dios manda, iniciando el espectáculo desde abajo del escenario en sinergia geométrica, poliédrica, que provoca momentos inolvidables.
Continuó con “Cinturón Blanco”, “Me Haces Bien”, “Fusión”, “Bendito Desconcierto”, “Inoportuna”, “Era De Amar”, tema conectado a un pequeño, pero muy sentido fragmento de la canción “Puente” del inmortal Gustavo Cerati.
Las muestras de amor por parte de la gente eran bien recibidas por parte del maestro Drexler quien se notaba visiblemente conmovido por la respuesta a los nuevos temas y la sincronía emocional con la que conectaban con todos y cada uno de los temas: “¡Oh, Algoritmo!”, “Salvapantallas”, “Asilo”, “Tinta Y Tiempo”, “El Día Que Estrenaste El Mundo”, “Pongamos Que Hablo De Martínez”, “Milonga Del Moro Judío”, “Soledad” y “Duermevela”.
“Movimiento” con miembros del queridísimo proyecto musical reacruzano Los Cojolites; “Tocarte”, “Telefonía” y “Silencio”, previo al entretiempo que marca la recta final del concierto.
Regresó para una última terna: “La Guerrilla De La Concordia”, “La Luna De Rasquí”, también con miembros Los Cojolites; “Todo Se Transforma” y porque el público lo pidió, una última: “Amor Al Arte”, de nuevo con Los Cojolites.
Solo un artista capaz de hacer que la gente suelte el celular para disfrutar de su música, entiende que todo llega en su momento, que cada paso cuenta y que aunque es difícil el arte de la paciencia, significa entender que para llegar a los grandes momentos, cada logro no se mide por millares, sino que comienzan por decenas, un par a la vez, que el camino de un tres décadas de trabajo, comienza arrancando los aplausos de 20 personas en un pequeño foro en la colonia Condesa, para conseguir lo que aconteció la noche de anoche.
Y que lo importante, es mantener intacto el precepto de bohemia y enfrentarse, como relató, las veces que sean necesarias a la hoja en blanco, bastan 10 victorias para sublimar todo el dolor que puede acarrear un momento triste como la perra pandemia.