Si saben que al niño le gusta la fiesta, no le acerquen las maracas…
por: Bernardo Ameneyro Esquivel
twitter: @nayoameneyro
#PuddleOfMuddMx
Hay pocos, muy pocos que logran madurar y dejar atrás una actitud de chamaco y subir al escenario hasta el cepillo para presumir lo egoístas y poco profesionales que son al mostrar poco respeto ante la gente que paga un boleto para escucharlos.
La noche del pasado viernes 6 de marzo asistimos gustosos a El Plaza Condesa precisamente para reencontrarnos con ese chamaco que dejamos hace harto y tararareaba melodías con letras ácidas de corte existencial donde el pedo era estar enojado y desgarrarnos la voz entre chela y chela mientras escuchábamos las guitarras distorsionadas y presumíamos que la tecnología de los nuevos discos (CD) estaba muy perra pues duraría toda la vida, nada más lejos de la realidad.
Tal es el caso que ahora me encantaría hablarles de la evolución de la banda con “Piece of the Action”, su más reciente álbum o que los éxitos que los pusieron en el mapa truenan como siempre imaginamos, pero no puedo, .
Luego de cuatro o cinco canciones, el chocho le exploto a Wes Scantlin, voz principal y fundador de la banda quien volvió a presumir su poca capacidad con el alcohol y después de cagarla e interrumpir el concierto, dejo por la paz la guitarra y apostó por interpretar algo descoordinado, poco afinado y con voz poco ponchada temas que insisto, nos emocionaba más en papel que en el acto: “Control”, “Away From Me”, que dicho sea de paso si tronó chingón, “Spaceship”, “Psycho”, “Blurry” y claro “She Hates Me”.
Destellos de genialidad ya no alcanzan, subrayar el hecho del buen humor del público que mejor lo agarró de coto con el clásico “Sí se puede” y también para que lo entendiera “You Can Do It”; eso sí los pocos impulsos eléctricos que le permitieron conectar las dos neuronas que le quedan le alcanzaron para reconocer que la había cagado y aceptó gustoso mentadas, chiflidos y por momentos la banda que lo apoyó, aguanto y trato de minimizar su evidente estado de ebriedad.
La apatía y desencanto que ha caracterizado a la generación a la que pertenecemos los ahora chavo rucos nos marcó porque logramos sobrevivir a esos charcos lodosos (un “puddle of mud”) y seguimos peleando contra el puto sistema para hacer lo que nos llena y no lo que es correcto.
Sería un hipocrita si me hago el espantado y digo que esté mal echar unos tragos, tampoco voy a caer en comparar con otros que con los años aprendieron que hay momentos para todo y como dice mi entrañable amiga Georgina… si el niño es risueño no le hagan cosquillas.
¡Allá ustedes y su mala cabeza!