Noche de baile nostálgico en la colonia Polanco…
por: Bernardo Ameneyro Esquivel
FOTOS CORTESÍA OCESA: Liliana Estrada
Espectacular, así la noche del pasado martes 12 de noviembre con la presentación de New Order, en el Auditorio Nacional, que abrió sus puertas a los amantes del sonido ochenterísimo y harto vigente, dando cátedra del porqué se convirtieron en banda ícono de la era post-punk y pioneros de la música electrónica.
El sonido espectacular, ahora sí, hizo cimbrar el inmueble por las cualidades tanto técnicas del ensamble, conformado por Bernard Sumner, Stephen Morris, Gillian Gilbert, Phil Cunnningham y Tom Chapman, quienes rifaron de principio a fin un un setlist muy balanceado de los temas considerados por el público respetable como obligados: “Academic”, “Crystal”, “Regret”, “Ceremony”, “Age of Consent”, ya con el público en la bolsa, llegó el momento para el primer cover de Joy Division: “Isolation”.
Estamos ni más ni menos ante uno de los proyectos musicales creadores del concepto de música alternativa, principalmente de la era post-punk que se atrevieron a experimentar con nuevos sonidos y herramientas para ver el nacimiento de lo que hoy conocemos como música electrónica: “Your Silent Face”, “Waiting for the Sirens’ Call”, “Be a Rebel”, “Sub-Culture”, “Bizarre Love Triangle”, “Vanishing Point”, “Plastic”, “True Faith”, “Blue Monday”, “Temptation”.
Hablamos de cuando los discos se medían en pulgadas, no en beats por minuto, hablamos del espíritu lúdico, logrando transformar su sonido y adquiriendo su propia esencia, el sonido de los sintetizadores, guitarras y el bajo, es único, ORIGINAL, cosa que ya no existe; me explico: ahora todo suena igual, todos hablan de lo mismo, todos apuestan por la inmediatez y argumentan o consecuentan la estupides con interpretaciones mañosas de “los números”.
Luego de un breve entretiempo y con el público total y completamente conmovido, llegó el final de la presentación con dos temas también covers de Joy Division: “Atmosphere” y “Love Will Tear Us Apart”, que nos permitió ver lo poderoso que puede hacerse sentir el sonido del Coloso de Reforma que pocas veces es exigido como lo fue anoche y fue espectacular, MUY FINO.
Vivir una noche con música libertaria, como la de anoche, nos remite a la postura esencial y profundamente necesaria de estar encontra de lo reaccionario y señalar la maneras en cómo nos quieren engañar con que es progresista y que engaña a tanto chamaco, alinielándolos al grado de decirles qué, cuándo y cómo escuchar o consumir música, al mismo tiempo que los condicionan a vivir a través de una chingada pantallita, mientras se ven mucho menos niños pateando una pelota por mero ocio, ABURRIÉNDOSE con su patineta o con su bicicleta.
Algo estamos haciendo muy mal cuando interactuamos a través de dispositivos electrónicos con nuestros bebés y dejamos todo listo a los mañosos que diseñan robots y tengan la oportunidad de manipular a nuestros niños, diciéndoles qué escuchar y cómo, mientras por ahí debe estar el niño raro, que no encaja, que canta en casa, sin saber que es barítono, que prefiere la poesía y a escondidas, colecciona -sin saberlo-composiciones obscuras, mientras escucha clásicos o asiste a conciertos de bandas que nadie apoya pero que son un verdadero deleite.