Noche de Britpop en la colonia Condesa…
por: Bernardo Ameneyro Esquivel | @nayoameneyro
#JamesMx
La noche del pasado 29 de Marzo, asistimos gustosos a El Plaza Condesa para ser testigos del regreso de la banda de rock alternativo originaria de Manchester, Inglaterra James, que actualmente se encuentra en plena gira promocional de su más reciente producción: “Girl at the End of the World”, el 14 en su haber y claro como era de esperarse, dar un buen repaso de los temas que enamoraron el oído de miles de personas de este lado del charco.
Como un par de viejos amigos, lo que supondría como nerviosismo por el reencuentro, en realidad era ansiedad por ponerse al día e intentar una vez más comerse el mundo de una sola mordida; comenzaron por un flash back, del entrañable álbum Laid: “Out to get You”, bastaron un par de acordes para que el respetable que puntual a la cita, llenó hasta el último rincón el foro que como es bonita costumbre, permitió a la banda sonar impecable.
De vuelta al presente, en los que presagiaba un juego de temporalidad, llegó el turno del tema “To my Surprise”, de la producción de reciente manufactura Girl at the End of the World.
La tercera en la lista, correspondió a “Curse Curse”, del álbum La Petite Mort, motivo suficiente para que Tim Booth, frontman y vocalista principal, decidiera romper con el espacio que divide el espacio entre el escenario y el público; se dejó abrazar, besar y claro acompañar con el tema que viera la luz a mediados del 2014 que denotara a nivel mundial el sentimiento de pérdida de Tim tras la pérdida de su mami y una amiga muy cercana.
Estamos hablando del verdadero significado delo que es el legado y claro las grandes posibilidades del arte de poder sublimar el dolor y sacudirlo cada vez que tocan un tema divertido y harto sentido, liberados del trance de una pérdida de un ser querido y que nos recuerda que hay que recordarlos bien, celebrando la vida mientras nos dure; sin duda un gran momento.
Continuando por el repaso de los recuerdos de la década de los 90, continuaron con un tema del disco Seven: “Ring The Bells” y de nuevo regresamos al álbum La Petite Mort: con dos temas más: “Interrogation” y “Moving On”.
Las armonías vocales dominantes del maestro Tim Booth, incitan al respetable a acompañarlo con la letra de cada tema; la alternancia entre el extraordinario ensamble de músicos, traza de apocó el camino, parecen no tener prisa, el oficio es evidente, dan cátedra en lo que a tiempos y conectar con el público se refiere.
Los soundtrack de vida comienzan a inundar el ambiente de hermosos recuerdos, el primero en hacer cimbrar el foro de la colonia condesa es “Say Something”, la celebración de grupos de amigos que compartían miradas cómplices de un pasado melancólico, fue bien encaminado por la banda para abandonar los recuerdos donde deben de estar, en el pasado y conectar con el presente para celebrar cosechar nuevos buenos y gratos recuerdos, es la celebración de la vida embriagado en un ambiente inigualable, placentero por donde se le vea; todo era bendita armonía.
Continuaron con la rola “Trouble”, antesala de otra joya generacional: “She’s A Star” del álbum: Whiplash, presentada en estilo acústico, una verdadera joya desenchufada que fue coreada de principio a fin con un par de elementos de acompañamiento: la guitarra acústica, claro la inconfundible voz de Tim Booth que lució con la inclusión acertada de la trompeta.
Por el mismo tenor, subiendo de apoco las emociones, una canción de boda “Just Like Fred Astaire”, una verdadera chulada de tema que conocimos en el año con el disco Millionaires.
Todo listo para un verdadero trancazo: “Surfer’s Song”, las contorsiones del frontman son guiadas por las cuerdas graves, agudas y claro las del violín que provee el detalle introspectivo de cara a la melodía.
Para la recta final, siguieron con el juego de temporalidad, el brinco del pasado al presente continuó con los temas: “Sound”, “Attention”, “Tomorrow”, “Come Home”, mismo con el que llegamos al entretiempo, regresando con otra tercia: “Johnny Yen”, “Sometimes” y “Nothing But Love”, la amenaza de que abandonaran el escenario, intensificó la respuesta del respetable que no se movió ni un centímetro de su apretujado lugar azaroso de la noche, obligando a los británicos a regalarnos un tema más: “Sit Down”, cereza del pastel de su inconfundible estilo britpop, subgénero del rock alternativo tan característico de la isla.
Una verdadera chulada de concierto, un performance que transita por cada estadio de la fiesta, que nos recuerda la bondad de esta chamba, ser testigos de la felicidad plasmada en los rostros, los abrazos, los brindis y por supuesto, el baile acompañado de más besos y hartos momentos gratos, sellados con cientos de sonrisas.