Gran regreso de la banda más importante de México al Domo de Cobre…
por: Bernardo Ameneyro Esquivel | @nayoameneyro
En tiempos donde la Madre Naturaleza nos exhibe y nos da una lección aterradora a través de un chingado virus, conceptos como adaptación, libertad, evolución, fe o amor, pues, para no alargar la lista, la misma vida nos regresa o nos devela, según sea el caso, un acto de descubrimiento o reencuentro a manera de puñetazo, por las cualidades artísticas de los emisores del mensaje, permitiéndonos un respiro y ser testigos del significado de la palabra atemporalidad y de la importancia de creer en uno mismo y ser , irremediablemente, un transgresor.
Atemporal por su cualidad lírica, los chamacos no se dan cuenta hasta que ponen atención a sus padres que son canciones que tienen décadas -en algunos casos- de haber sido creadas e imprescindibles, obvio, a quienes tuvimos la suerte de ser parte de esa generación donde poco a poco nos dejábamos de resistir a las fórmulas preestablecidas, como en la música donde algunas bandas como Caifanes, decidieron apostar por algo diferente y no ser necesariamente parte de una fórmula (sonido, propuesta) comprobada; de ahí que se volvieron imprescindibles.
Así, la banda mexicana integrada por cuarteto conformado por los maestros Saúl Hernández (guitarra y voz), Alfonso André (batería), Diego Herrera (teclados, saxofón y percusiones), Marco Renteria (bajo) y Rodrigo Baills (guitarra); regresaron a los escenarios de la ahora conocida como Ciudad de México para presentarse la noche del pasado viernes 19 de febrero en el escenario del Palacio de los Deportes, para reclamar, de un solo chingazo, el lugar que se merecen: ser la banda más importante en nuestro país por su cualidad mágica de conectar con el gran público capitalino, sumando casi 16 mil entradas vendidas para ser testigos de un concierto lleno de mensajes propositivos, invitando a la raza a no quedarse estática y utilice el sentido común, aunque sea el menos común de los sentidos, en especial cuando se tiene la penosa necesidad de tener contacto con los zánganos burócratas, buenos para nada, que no ayudan en absoluto al desarrollo del arte en nuestro país, nomás llegan a mamar.
El repaso habitual de temas que están fuera del tiempo o lo trasciende, permitió, de principio a fin, conectar con el con el público respetable que hizo su parte, para consumar, nuevamente, el acto de amor más importante de cualquier actividad artística: la colaboración; sumando risas, abrazos, brindis, fotos, besos, gritos, brincos, lágrimas y coros, muchos coros que zangolotearon el también conocido como Domo de Cobre para celebrar la vida, la oportunidad de seguir aquí y transgredir, a través de las posibilidades infinitas del amor, convertido en música y estar así, felices, juntitos, apretujados, siendo invencibles, pinches inmortales, dando lo que muy pocos dan: sentido de identidad o pertenencia y reconocernos como chingones por el simple hecho de ser mexicanos.
Setlist
“Los Dioses Ocultos”, “Nubes”, “Para Que No Digas Que No Pienso En Ti”, “Miedo”, “Amanece”, “Sólo Eres Tú”, “Vamos A Hacer Un Silencio”, “Ayer Me Dijo Un Ave”.
“Canción Sin Miedo”, “Mariquita”, “Viento”, “Cuéntame Tu Vida”, “Mátenme Porque Me Muero”, “Entre Tus Jardines” (cover de Jaguares),“Miércoles De Ceniza”, “Afuera”, “Aquí No Es Así”, “Nos Vamos Juntos”.
Encore:
“Hasta Morir”, “Antes De Que Nos Olviden”, “Te Lo Pido Por Favor” (cover del inmortal Juan Gabriel), “No Dejes Que”, “La Célula Que Explota”, “La Negra Tomasa”.