Irreverencia y talento enmarcados con Plastilina Mosh en el Teatro Metropólitan…
por: Ángel Santillán | @angelchantilli
FOTOS CORTESÍA OCESA / César Vicuña
El concierto de Plastilina Mosh en el Teatro Metropólitan fue mucho más que un simple repaso de éxitos; fue una celebración de la trayectoria musical de la banda y un testamento de su relevancia dentro del panorama alternativo mexicano. Desde los primeros minutos, el ambiente fue de fiesta total. El público, una mezcla de fanáticos de todas las edades, vibró con la energía que Jonás y Rosso desplegaron en el escenario, creando una atmósfera de comunión musical que pocos grupos logran con tanta naturalidad.
A lo largo de la noche, los arreglos en vivo de las canciones destacaron por su frescura y por el nivel de improvisación que los músicos dejaron ver en varios momentos. Plastilina Mosh supo equilibrar el sonido original de sus álbumes con una ejecución que se sintió renovada, dándole un giro a sus clásicos que los hizo sonar más poderosos y enérgicos. Las guitarras distorsionadas, los sintetizadores y las bases rítmicas electrónicas sonaron perfectamente sincronizados, lo que permitió que el espectáculo fluyera de manera impecable.
Uno de los momentos más memorables fue la interpretación de “Peligroso Pop”, un himno de los 2000 que fue recibido con una explosión de entusiasmo por parte del público. La combinación de su pegajosa línea de bajo y los efectos visuales en las pantallas llevó el concierto a un nivel completamente distinto. Durante esta canción, las luces del escenario bailaban al compás de la música, creando una especie de sinestesia audiovisual que hizo que los asistentes se sumergieran por completo en el show.
Otro aspecto que no pasó desapercibido fue el impecable trabajo de producción. El Teatro Metropólitan, conocido por su excelente acústica, permitió que el sonido de la banda se escuchara de manera cristalina. Cada elemento musical, desde las percusiones hasta los detalles electrónicos, fue proyectado con una nitidez que permitió apreciar todos los matices de las canciones. Además, el sistema de luces y proyecciones no solo complementó las actuaciones, sino que también creó un espectáculo por sí mismo, con patrones caleidoscópicos y secuencias visuales que aumentaron la intensidad del show.
Plastilina Mosh también aprovechó la oportunidad para tocar algunas canciones menos conocidas pero igual de queridas por su base de fans más acérrimos, como “Baretta ’89” y “Cut the Crap”. Estos temas, que quizá no son los más populares en la radio, encontraron su espacio en el concierto, dando a los asistentes la oportunidad de redescubrir la profundidad del catálogo de la banda.
La interacción de Jonás y Rosso con el público fue otro de los puntos altos de la noche. Con su carisma desbordante y su estilo relajado, ambos músicos bromearon continuamente, se rieron de sí mismos y conectaron con sus fans de una manera auténtica y cercana. Rosso, en particular, sorprendió con un solo de teclado improvisado que demostró su habilidad como multiinstrumentista, mientras que Jonás se dedicó a recorrer el escenario, alentando al público a cantar junto a ellos.
Al final, la banda se despidió con un sentido agradecimiento, dejando en claro que su relación con sus seguidores sigue siendo tan fuerte como siempre. Los gritos de “¡Otra! ¡Otra!” no se hicieron esperar, y Plastilina Mosh regresó al escenario para un encore que incluyó una interpretación vibrante de “Niño Bomba”, cerrando la noche con una explosión de energía que dejó a todos los presentes con una sonrisa en el rostro.
Este concierto en el Teatro Metropólitan no solo reafirmó el estatus de Plastilina Mosh como una de las bandas más influyentes y queridas de la escena alternativa mexicana, sino que también dejó claro que su música sigue siendo tan relevante y poderosa como lo fue en sus inicios. Fue una noche en la que la nostalgia y la vanguardia se encontraron, creando un espectáculo que, sin duda, quedará grabado en la memoria de quienes asistieron.