Noche de ska rock y Motormusica…
por: Bernardo Ameneyro Esquivel | @nayoameneyro
#KapangaEnMexico
#MisAmigosTour2018
Al hablar de Quilmes, hablamos de cuarteto, de fiestas que terminan al amanecer, de baile, de rock y claro, de ska, de ahí el espíritu incalsable de los capos Martín “Mono” Fabio, Miguel “Maikel” De Luna Campos, Claudio Maffia, Mariano Arjones y Javier “Memo” Manera de Kapanga, banda conformada a mediados de la década de los 90 que fusiona rock, ska, reggae y cuarteto y que la noche de ayer se reencontró con su público mexicano en el Lunario del Auditorio Nacional para cumplir con el protocolo promocional de presentar En Vivo algunos temas de reciente manufactura compilados en su último disco de estudio titulado Motormusica.
Y porque no todo es futbol, o por lo menos no todo el día, asistimos gustosos a lo que se ha convertido en una bonita costumbre, una noche de baile y fiesta so pretexto de la presentación de algunos temas de su novena placa hecha desde la autogestión.
Chipi chipi castroso en los alrededores del foro, por fortuna de los que es fácil sacudirse y más con un público tan entregado que por momentos parecía que querían hacer un paso directo al metro Auditorio con tanto brinco mientras el combo sudamericano soltaba la primera tanda de trancazos del Operación Rebenque, Todoterreno y Lima respectivamente: “El Universal”, “Albañil”, “La Crudita” fueron los temas elegidos por los argentinos para dar la bienvenida al respetable que coreo los temas de principio a fin, comenzando al bonito ritual donde el artista se alimenta de gritos, sonrisas y vítores.
Continuaron con un tema nuevo: “Descarte”, sin duda un gran acierto que hace ver fuerte, vigente y con nuevos bríos a la banda que apuesta por otras dos décadas de carrera, continuaron con “No Me Sueltes”, “En El Camino”, “Bisabuelo”, “Contramano”, “Sok / La Taberna”, “Mesa 4”.
De vuelta a los temas de reciente manufactura: “Miro De Atrás”, “Misamigos” fueron parte de la recta final para cerrar con los ánimos bien arriba y obligar a la gente a seguir la fiesta, cerraron con “Me Mata” y “Mono Relojero”.
Una gran presentación que llega en medio de tanto cinismo, demostrando que todavía quedan músicos con oficio, adictos a la espontaneidad del público que si bien de manera rutinaria reaccionan con un riff, con un solo de batería una frase o un coro, son los detalles que prevalecen y se llevan a la tumba imágenes como un niño apoyado en la barricada que brinca y vive, tal vez de manera incómoda un momento que para sus Mamá y Papá es importante, porque de eso se trata la música, de compartir momentos, historias que se cuentan a través de melodías, armonías y ritmos que fusionan géneros musicales que desintoxican y subliman el aburrimiento, la pena, el desamor y la bendita rutina de los ciudadanos de a pie que sobrevivimos y distinguimos los momentos de harta felicidad a través de las grandes posibilidades del arte.