Como buenos maestros, dando cátedra en su día.
Por: Bernardo Ameneyro Esquivel
Twitter: @nayoameneyro
Puntuales a lo programado, la otrora conocida como Electric Light Orchestra salió de las penumbras para ocupar el escenario del Plaza Condesa, los integrantes siguen siendo los mismos, solo tienen nombre diferente: The Orchestra, lidereada por Eric Troyer que se dio a la tarea de haber reunido a sus compañeros para seguir en lo suyo, presentando su Rock Sinfónico y acompañando a Alan Parson por todo el mundo desde 2004.
Así, la banda integrada por Eric Troyer (Vocales / Teclados) y sus compañeros Louis Clark (Teclados), Mik Kaminski (Violín), Glen Burtnik (Bajo), Gordon Townsend (Batería) y Parthenon Huxley (Vocales / Guitarras, se lucieron con temas que en su momento fueron un trancazo: “Evil Woman”, Telephone Line”, “Rock’n Roll is King”, “Cant get it out of my head”, “Hold on tight”, “All over the world”, “Xanadú”, “Last Train to London” y “Dont bring me down”, entre otros.
El publico es diferente, hay muy pocos celulares que interrumpen la mirada hacia el escenario; tal vez con las canas se va la necesidad absurda de anunciar al mundo donde o con quien estamos.
Se trata de una noche onírica, a pesar de que habemos muchos que no somos contemporáneos de los músicos, reconocemos los riffs y la temporalidad pierde sentido, sabemos las letras, no sabemos de donde salen, pero están presentes, percibo a mi alrededor que la única desventaja de algunos que empiezan a animarse a bailar en su lugar es que las rodillas no reaccionan como antes; de ahí que se obtenga tanto placer auditivo; esta noche se trata de aprender, estamos frente a algo grande.
Los integrantes de The Orchestra saben que hay tiempo para todo, se lucen y presentan pausadamente a cada uno de los integrantes de la orquesta, son músicos que lo han visto y tocado todo, han compartido escenarios con los mas grandes de los últimos 40 años y aún podemos ver que las miradas de complicidad entre ellos y las sonrisas compartidas con su publico son de unos chamacos que acaban de descubrir que tienen la mejor chamba del mundo…
Calientan motores poco a poco, ya no aceleran de cero a cien en pocos segundos, pero cuando se encarrilan son un motor de 8 cilindros que se adhiere a un pavimento suavecito, ideal para manejar durante horas.
Se trata de emocionar a mis nuevas amigas cuarentonas que vuelven a estremecerse cuando sus ahora esposos las abrazan por detrás, acariciando su cintura poco abultada; se trata de dejar el pasado donde pertenece y crear nuevos recuerdos.
Se trata de mis nuevos amigos que después de empujaras un par de tragos y ser ignorados por ellas –sutilmente cabe aclarar- cuando se quejaban del precio de una botella con agua… Y ser testigos de cómo reviven el interés por hacerse graciosos con quien llevan conviviendo décadas ; eso es lo que provocan, ese es su legado.
¡Grandes!
Luego de esperar un poco, mientras el staff hacía las gestiones técnicas necesarias para recibir al gran Alan Parson que nomás para que se den un quemón, cuando empezó su carrera como Ingeniero en Audio fue testigo y colaboró en la realización de los discos “Abbey Road” y “Let It Be” de los Beatles mientras chambeaba en los estudios Abbey Road
Pero volvamos al concierto… los aplausos del respetable que estuvo a punto de atascar el foro de la colonia Condesa, reconoció la silueta del maestro Alan Parsons (Guitarra / Vocales / Teclados / Percusiones) y su banda: P.J. Olsson (Vocales), Manny Focarazzo (Teclados), Danny Thompson (Batería), Guy Erez (Bajo), Alastair Greene (Guitarra) y Todd Cooper (Vocales / Sax).
Desde el principio vimos que formula no cambia, se empieza de a poco, de ahí el termino progresivo, la música del proyecto inglés va de apoco con las armonías que empiezan con tintes de rock básico y folk hasta sonidos electrónicos con la base del blues y el jazz. Es música que necesita su tiempo, “se cocina fuego lento mi niño” diría mi nana Katita…
Hay tiempo para que todos luzcan con brillo propio, la guitarra de Greene y la potente voz de Olsson dan la vitalidad sonora de la banda; la comunión mas notoria está entre el bajo de Erez y la bateria de Thompson, la guitarra camina en solitario y aunque se deja acompañar, la verdad sobresale de manera notoria.
Cada uno de los integrantes juega varios papeles en el armado del ensamble, cooperan para el desarrollo de las melodías y por lo mismo no existe monopolio de la voz; y ya lo adelantaba Alan en la conferencia de prensa, no hubo distractores, nos atrapo por completo con temas entrañables como “I Robot”, “Damned If I Do”, “Dont Answer me”, “Breakdown / Raven”, “Time”, “I wouldn’t to be like you”.
Dando paso a la Suite completa de “Turn Of a Friendly Card (TOFC)”, dividida en 4 partes: “The Turn of a Friendly Card” (parte 1), “Snake eyes”, “The Ace of Swords”, “Nothing Left to Lose” y (la segunda parte de) “The Turn of a Friendly Card”. Es la vieja escuela amigos, cuando los discos no se trataban de ofrecer buena música, sino conceptos…
Siguieron los temas “Psychobabble”, “Don´t let it show”, “Prime Time”, “Sirus” y obvio “Eye in the Sky” el tema con el que cosecharon el esfuerzo hecho hasta ese momento. Ya para despedirse, vinieron los temas “Old and Wise” y “Games people play”.
En general, lo presentado ayer por la noche nos dio pasaporte para viajar por diferentes latitudes y/o conceptos de su historia; nos volvió a sorprender con algo cada vez que pusimos atención, eso es lo que se logra tras asistir a una cátedra de dos proyectos con maestros de calidad mundial.
Es música que pone de buenas, que te pone a bailar y en general sorprende, es el resultado de años de trabajo sobre las tarimas de escenarios de todo el mundo, es música de calidad que el tiempo solo la reposiciona. Seguro dentro de 20 años le presuma a mi hija que el tiempo alcanzo para verlos en vivo.