René cerebral Vs. René emocional…
Metamorfosis de rapero a juglar Latinoamericano…
por: Bernardo Ameneyro Esquivel | @nayoameneyro
La noche del pasado jueves 7 de noviembre. llegó el momento del reencuentro con Residente, nombre artístico del rapero puertorriqueño René Pérez Joglar quien regreso a la Ciudad de México con un show total y completamente renovado, vibrante y harto emocional, parte de su tour “Las Letras Ya No Importan”, nombre de su segundo disco en su travesía en solitario que porfin tuvimos la oportunidad de escucharlo En Vivo.
Con el escenario dividido en dos, del tipo espejo en forma de “L” con un par de atriles dispuestos en la parte frontal, utilizados por René para enfrentarse al escrutinio tanto público como el personal que gracias a su oficio de contar historias, nos permite conocer parte no solo de su vida por las historias que nos ha contado a lo largo de estos años, sino de su personalidad,
El estruendo previo al inicio del concierto, presagiaba una noche inolvidable, las miradas del público respetable, evidenciaban que estaban prestos para dejarlo todo es increíble ver a tanta gente sonriendo, su murmullo es apabullante, y claro, el grito tras el clásico bajón de luces, es inigualable: Comenzamos serios, crudos, vulnerables: “René”, donde nuestro hermano Residente se muestra vulnerable en uno de los atriles dispuestos para su confrontación que nos permitió acompañarlo hasta las lágrimas.
Continuó con un popurrí de canciones: “El Pecador”, “Baladista”, “Divertirme”, “Yo No Sé Pero Sé”, donde se dejó ver la extraordinaria y harto creativa producción que en la puesta en escena contaba con la colaboración de una taquimecanógrafa que hacía las veces de una empleada de juzgado, tipeando la letra de las canciones mientras eran cantadas, ajá, así IMPRESIONANTE; una ilustradora que estaba pintando ya fuera acuarelas o a carbón, en el mismo momento que René interpretaba sus canciones.
Con el itinerario marcado tanto por el protocolo promocional de interpretar temas nuevos, como de su anterior disco y algunos temas destacables de su pasado en el proyecto Calle 13, nos dimos cuenta que estábamos frente a un tipo que con mucho trabajo, que gracias a la libertad que nos dio a los “cuarentones”, vivir en un Mundo donde era menester aprenderse la dirección, nombre completo de Mamá, y teléfono; donde se caminaba y mucho para conseguir transporte y poder desplazarse, donde ir a la ciudad era una miniaventura aún cuando uno vivía en la zona circundante.
Luego de “Ron En El Piso”, “Solo De Chelo”, le siguió orto medley, que enlazó temas harto gozosos: “Baile De Los Pobres”, “Nadie Como Tú”, “Cumbia”, “Atrévete”, “El Aguante”.
No mames con e extraordinario ensamble de músicos que conforman su banda, hicieron cimbrar todito el Domo de Cobre que estuvo a dos de convertirse en tazón: “Muerte En Hawaii”, “Vuelta Al Mundo”, “Guerra”, “This Is Not América”, “Latinoamérica”, “Ojos Color Sol”.
Total y completamente conectado son el público, René no duda en tomarse un respiro de ves en ves, ahora es menos ansioso, sabe que todo llega, platica mucho con el respetable con quienes comparte de viva voz, momentos muy difíciles que le han puesto en la encrucijada de seguir con la cerrera o no, de su aprendizaje con el tema de las energías e incluso etapas negras, muy tristes y negras que le han llenado la mente de malos pensamientos, incluso dijo, de considerar aventarse de un piso 25: “Desencuentro”, “Que Fluya”, “Fiesta De Loco”, “Portarnos Mal”, “Problema Cabrón”, “El Futuro Es Nuestro”.
Cierre igualmente emocional, crudo y algo que no entienden esos chamaquitos mollera sumida que no entienden un carajo, CONSECUENTE con el tema “313”.
René pertenece a otro tiempo, otro Mundo, a veces adelantado a su tiempo, a veces vulnerable por la pendejada esa de las tendencias y nuevos hábitos de consumo y otras muchas cabizbajo, peleando entre lo cerebral y lo emocional, que resignifica su vida un paso a la vez, aprendiendo a valorar que estamos aquí, ahora… Qué rápido y fácil se lee, ¿verdad?, nada de eso, es un pedote.
René es de los que ahora no entendemos cómo puede ser una anécdota el haber tomado agua directo del grifo, de los que mantenemos una postura actual que un teléfono es para hacer llamadas, no para hacer mamadas; de los que pateamos un balón durante años y recorrimos cientos de veces el barrio encima de una bici o una patineta, previo a que nos metieran a punta de gritos luego de haber vagado durante horas ya fuera porque se hacía de noche o porque regresaba el rumor de que se robaban niños.
René es un tipo que luego de mucho trabajo aprendió el oficio y luego el negocio, que empezó como rapero, luego como compositor, con los años se hizo productor y una vez triunfado, no dudó ante las posibles consecuencias de convertirse en activista social.
Es, sin proponérselo, el papá de los pollitos, aún cuando ellos lo ignoren, pero ya se enterarán que el robot o algoritmo no te ayuda a vender boletos, nomás te da fama y eso no sirve de ni madres a la hora de conectar con la gente.
Es el tipo de ceño fruncido que aprendió que es mejor compartir los vacíos para dominar los demonios, es el tipo silencioso que aprendió a la mala el valor de la proxémica y, que sin darse cuenta, ahora era responsable del bienestar emocional de millones que lo veneraban. Fíjate la chingadera, más le valía ser feliz porque tenía la responsabilidad (mal entendida, claro está) de hacernos felices cada vez que subía al escenario.
Y decimos cerebral vs. emocional porque es un ser humano, harto malencarado en ocasiones pero tres veces más sensible que la gran mayoría; benditos los cuarenta que te hacen entender que ya no tienes que quedar bien con nadie.
Enhorabuena, conciertazo…