Casa llena en su primer Coloso de Reforma…
por: Bernardo Ameneyro Esquivel | @nayoameneyro
Noche de consolidación, tras casi tres lustros de trabajo; la banda mexicana de rock Odisseo, se presentó la noche del pasado sábado 17 de agosto en el Auditorio Nacional, el primero en su carrera, luego de romperla en todos los festivales a lo largo y ancho de nuestro país, así como los escenarios más emblemáticos de la CDMX.
La evidente buena etapa y relación entre los integrantes de la banda oriunda de Ecatepec, Estado de México, Daniel León (guitarra), Juan Pablo (voz), Rodolfo Guerrero (sintetizador), Manuel Uribe (batería) y Edgar Macín (bajo), es evidente cada que suben al escenario; aprendieron a jugar en lo colectivo, apostando por el sonido y ser consecuentes con lo lírico.
Luego del bajón de luces tradicional, llegó el momento de cantarle al amor con una descarga de adrenalia muy particular: “Las Penas Por Amor”, “Barry”, “Gustándonos”, “No Te Puedo Olvidar”, “Lobo Cordero”, “Tiemblo De Ti”, “Obsesión”, “No”, “Invencibles”, “Coincidir”.
Su estructura como quinteto de rock tradicional, está cargado al lado pop donde todos los elementos soportan la melodía vocal o nacen y se estructuran en la misma; en realidad no se complican, cumplen con lo elemental de su música con el tiempo, donde Juan Pablo juega con la altura, timbre de su voz y claro su intensidad.
La intensidad y adornos finales en el ritmo, se aportan desde los sintetizadores de Rodolfo y guitarra de Daniel, mientras la velocidad de la ejecución, nace de la diestra de Edgar y su bajo y claro, los puntos climáticos de cada tema son responsabilidad de Manuel quien se agasaja detrás de la tarola y los tambores.
Dicha estructura, cumple con lo emocional para entonar canciones que hablan del amor y todas sus etapas, contando historias que son muy fáciles de hacer propias por su cualidad digerible, uno se identifica con emociones que evocan recuerdos o vivencias presenciales de pasar a ser dos completos desconocidos, muchas veces con el corazón blindado a tener la bendición de empatar y coincidir en medio de tanto ruido, mientras te admiro a distancia prudente, amando todo lo que eres y represnetas y cuando se logra el sentimiento mutuo, llega el irremediable sentimiento de ser invencible.
“Dos Extraños”, “Lo Que Quieras De Mí”, “En Contra”, “Pequeño Rebelde”, “Corazón De Acero”, “Lo Que Tienes Con El”, “Admirador”, “Estatua Roja”, “Calor Al Corazón”, “Amanecidos”.
La chingadera viene cuando uno idealiza y cae en la trampa de quien te demuestra una cosa diferente entre lo que te dice y lo que hace; haciéndote mierda el corazón y qué decir de la autoestima cuando no dejas de preguntarte durante meses: ¿qué es lo que tengo de malo?.
Y pues uno sigue, aprendiendo, así como estos buenos muchachos a quienes les seguimos la pista desde hace años, incluso antes de que se conformara la banda, cuando algunos miembros se hacían llamar The Stupids Rocknroll y desde entonces, aprendieron a convivir con el click a un nivel obsesivo lo que permite llegar a momentos de consolidación como el de anoche, regalándonos imágenes bellas, bellas, donde con aforo total, la iluminación lateral del escenario plasmó sus siluetas con efecto contraluz, haciéndolos gigantes a los costados del escenario diseñado en escalinata de tres niveles.
Lo anterior fue muy diferente a donde iniciaron, que dicho con todo respeto, uno no pensaría en andar descalzo por ejemplo, mientras se pasea por el venue; se lo ganaron a pulso, mis chingoncitos.
La Conexión con el público respetable es muy singular, se comunican a través de las letras, una especie de diálogo se entabla cuando la raza arenga ya sea señalizando o llevando el compás de la música ya sea con las manos, celulares y movimiento de pies.
“No Me Pidas”, “Tu Tiempo”, “Días De Fuego”, “Hablando Lento”, “Llama Gemela”.
La mejor parte del diálogo viene con el o estribillo de las canciones, la recompensa de llegar a los puntos climáticos de cada canción, concretó un recital redondo por lo emocional, que permite dar un paseo a través de las historias que lo largo de casi 15 años, cinco álbums, de estudio, cuatro Ep’s y chingos de sencillos de una aventura que cuenta historias de amor como deben ser, intensotes, azotados, melosos, sufridos y dolorosos.
Con un tratamiento del amor muy intensote, a veces sufrido y otras tanto meloso, resulta nada difícil que el respetable se vea reflejado en las letras, principalmente en las de desamor, dejando a elección del respetable si es para darle una cara diferente al dolor y extrañamiento o bien que sirvan para sublimar lo pinches doloroso que puede llegar a ser el chingado amor; si les preguntan no se me ha quitado la alergia…
“La Tregua”, “Mentía”, “Nube Fantasma”, la más sentida de la noche, evidencia de la guerra para lo que esperamos y ahora sí sea la última etapa del puto duelo.
Terminaron con otro par: “Los Imanes” y “Seré” cover del inmortal José José.
Enhorabuena, dieron el mejor show de su carrera.